Un consejo para la recolección de manzana de este año y para la elaboración de la sidra.
Una vez recolectadas las manzanas en su grado de maduración óptimo, debemos determinar la mezcla de variedades que nos darán un mosto de calidad y equilibrado.
En cada zona geográfica las distintas variedades de manzana poseen sus nombres autóctonos. Como esto nos llevaría a la confusión, vamos hablar de tres grandes tipos según su sabor.
Estos tipos serían:
Manzanas dulces. Esta familia de manzanas nos aportará gran riqueza en azúcares que posteriormente se trasformará en alcohol.
Si el porcentaje de manzanas dulces es muy alto, conseguiremos una sidra de un alto grado alcohólico.
Manzanas ácidas. Esta familia de manzanas aportarán a la sidra la frescura a la hora de degustarla. También son las encargadas de asegurar una mejor clarificación y conservación del caldo. Es muy importante el aporte de este tipo ya que su mosto ácido preserva al conjunto del ataque de gérmenes productores de enfermedades que posteriormente nos daría una sidra inestable y no óptima para su consumo.
Estas manzanas también son las encargadas de dar el color final a la sidra.
Manzanas amargas. Estas manzanas amargas son las encargadas de proporcionar los taninos que sirven para clarificar la sidra y le dan más cuerpo y astringencia. Dichos taninos ayudan a la precipitación de las materias pécticas, mucilaginosas y albuminoideas que contienen los mostos. Así aparecen las borras al fondo de los toneles y conseguimos que la sidra quede clarificada.
La mezcla aproximada de manzanas para conseguir una sidra de calidad y estable sería:
Manzanas dulces 50%
Manzanas ácidas 30%
Manzanas amargas 20%
Esta proporción puede variar según la zona geográfica en la que nos encontremos.
Esperemos que este consejo os sirva de ayuda para obtener mejores resultados en vuestra sidra natural.
HaciendoSidra.com.
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